viernes, 29 de julio de 2011

Dios Padre, Dios Hijo y Espíritu Santo

La búsqueda de la partícula divina, el ylem, la sustancia fundamental, el punto de singularidad, el bosón de Higgs, algo así como la partícula que genera el sostenimiento de todas las partículas, la conversión de la energía en materia – cosa inexplicable aún –  son los temas que fascinan a los científicos, quienes cada día suman más hipótesis. Miles de teorías para esquivar una palabra...: Dios.
Sabemos que hay una sola sustancia que no podemos ver ni evaluar y que se puede transformar en materia y esta es: la energía. 
La teoría de la relatividad nos explica que la energía puede convertirse en materia y una vez transformada en materia aparece el tiempo. Algo tan simple como esto dió origen a nuestro universo, ¿pero de que cantidad de energía estamos hablando?
Una ínfima cantidad de masa produce una cantidad colosal de energía. Un gramo de materia desintegrada produce 25 millones de kilowatios-hora, lo suficiente para alimentar el consumo eléctrico de nuestro planeta. O sea que para crear materia – si existieran los medios – deberíamos contar con esa descomunal energía (también equivalente a 1200 camiones de combustible) por cada gramo producido. Así, para elaborar tan solo una vaca deberíamos contar con toda la energía eléctrica que ha producido el hombre desde su descubrimiento hasta nuestros días, ó bien 400.000.000 cuatrocientos millones de camiones cargados de nafta. Basta pensar que para “crear” 3000 kgs. De pescado para alimentar 5000 personas como lo hizo en dos ocasiones Jesús, hijo de Dios, se necesita la energía liberada por 430.000 (cuatrocientos treinta mil) bombas atómicas como la de Hiroshima.
Dios es energía ilimitada y en potencia, es un estado singular, es una energía inteligente, pensante y creadora, esto fue lo que dio origen a nuestro universo. La inteligencia usa como soporte a nuestro cerebro, pero es a la vez independiente de este. forma parte de la neshamá.

Si nuestro pensamiento usara la energía disponible e inagotable que nos rodea y que no percibimos, aunque sea una mínima porción de ella, podríamos producir fenómenos paranormales increíbles.
Mt:17:20: Y Jesús les dijo: Por vuestra incredulidad; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis á este monte: Pásate de aquí allá: y se pasará: y nada os será imposible.  (RVA)
 

La inteligencia es la primera y más obvia de las capacidades que tiene la sustancia espiritual e inmortal que poseen los seres humanos para concebir claramente las cosas.  Esta inteligencia de la cual hablo, nada tiene que ver con la inteligencia medida por los test, cualquiera puede obtener resultados fabulosos en los test y ser incapaz de amar, de ser feliz, de tener salud, o lo que es más importante de establecer un lazo con la inteligencia suprema que es Dios.
La verdadera inteligencia consiste primeramente en saber que Dios existe y que él es la inteligencia que nos emanó, de allí en más todo cambia, o se resuelve.
Dios es la palabra, el nombre que usamos para definir a esa energía inteligente que nos creo con el propósito de amar, que es el fin de toda inteligencia. Sin ella es imposible amar, la inteligencia es el motor del amor. 
El Eterno Dios, es una forma de energía que aún desconocemos, porque no conocemos el amor,. De Él sabemos solo que habita en si mismo, donde todo es oscuridad. más allá del tiempo, y que nada es, ni puede existir fuera de Él, solo existe Dios en si mismo. Su reino, el reino de Dios, es un estado inmaterial que escapa a la comprensión limitada de nuestra mente, de la mente de todos los hombres.
Aquella “partícula” fundamental el “Ylem”, tenía escrito todo el código de nuestro universo, lo que era, lo que es y lo que habrá de venir. Este fue el primer paquete de energía codificada, y a partir de ese momento fue común la aparición de estos PEC en nuestro mundo, llegan de la nada a nuestro universo en expansión y se expanden a su vez creando su propio tiempo y espacio. Los efectos físicos que se perciben son como los que ocurrieron hace 3558 años cuando una zarza ardiente se apareció a Moisés o cuando “una estrella” marco la transferencia de Jesús a esta tierra hace 2000 años, ó en la Siberia rusa cuando en 1908 Satanás fue arrojado e la tierra en Tunguska.
Fuimos creados como eslabón final de algo incomprensible para el ser humano. En la integridad extratemporal (la singularidad) solo existe una inteligencia, una forma de energía totalmente desconocida por nosotros, la cual, es la que ha creado este mundo físico y temporal en el que vivimos.
Dios ha creado nuestro universo, este es parte sustancial de él, y, por lo tanto todo lo que existe,  tiempo, masa, energía, dimensiones, y pulsos de energía son parte de Él. Nada escapa, pero nada de lo creado tiene acceso a Él.
Jesús es su hijo, no su creación, lo podemos acercar a nuestra mente como una emanación, algo que "sale" origen y principio. Él fue necesario para llevar a cabo ese pensamiento de Dios que es infinito. Gracias a Jesús, el Hijo de Dios el pensamiento de Dios es tu pensamiento, tus recuerdos, el de tus padres, los de tus hijos, los de tus amigos los mios y los de otros cien mil millones de personas que han vivido en la tierra.
Dios tuvo una emanación propia de él, algo que nosotros para comprenderlo hemos llamado su hijo, su hijo pensó de acuerdo al pensamiento de su padre, pero independientemente. En ese estado no existe lo malo ni lo bueno, los “seres” espiritualizados responden al pensamiento del Padre.
En un momento el pensamiento de Dios que es uno solo con su hijo “creó”, y todo lo hecho fue hecho por Él y para Él, Por primera vez algo externo a ellos fue: Comenzaba el tiempo.
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Una partícula del tamaño de una fracción de electrón contuvo toda la energía, todo lo que hoy conocemos como universo, todo el pensamiento de este universo – el pensamiento de Dios y su hijo – se concentró en un punto y fue el tiempo, la expansión, el espacio y la materia, el tan complejo cosmos con sus propias dimensiones, leyes y percepciones, su hijo entró en este universo desde el primer instante, y una emanación nueva, contenida, pero omnipotente, única capaz de traspasar permanentemente el limite del espacio tiempo y Dios, FUE. El Espíritu de Dios, el Santo Espíritu, el paracleto, “aquel que es invocado”, con las mismas características del hijo, pero como emanación inseparable de Dios para este universo, se movía sobre las aguas. Recordemos que “la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la haz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la haz de las aguas.”


pero mientras avanzamos podemos ver como todos hablan de el 


En el principio Dios creó los cielos y la tierra, antes de la creación no existía el tiempo,